Hay entre tu sal
un sabor a mi paz encontrada
año tras año esperando
en la corriente que surge entre dos islas
que adornan mis puestas de sol
y recorren lo más profundo de mi memoria;
Los olores a barcos atascados
en las algas de un mar vacío
que no hace falta más que seguir andando
para ver como se va llenando.
Así es el reloj de mi vida,
que cada año detiene el tiempo
para recuperar sus minutos
entre estos pueblos que empiezan donde acaban
y no saben existir
sin el murmullo de las conchas
convirtiéndose en arena.
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