que ni la inocencia blanca debería ser un hecho
ni la culpabilidad minoritaria una pena de muerte
que llevamos demasiado tapando los ojos
de los dueños del mundo
y ya lleva siendo hora de levantar el toldo
de nuestra violencia sin castigo
de la oportunidad que a unos llega- solo si es peleada, frágil y efímera
de las voces que no escuchas,
por mucho que hablen, por mucho que griten sus verdades.
Que ya llegó el momento,
de dejar andar a los relojes
y empezar a corregir
los siglos de errores.
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