Ciudad con raíces
de cada pueblo de Castilla,
y en verdad de cada reino que ha pisado la península:
Creciste entre extraños y caricias de metro,
pero jamás falto la vecina de la esquina,
con su acento de barrio, invitándote a
meriendas de habladurías
con vistas hacia tu sierra, sentados en los bancos
donde hace años se sentaron otros
a escribir universos y relatar tu tierra;
Enamoras con tus cañas y tus patas de jamón
y mas aún con cocido, de un invierno madrugón
presumiendo por encima de edificios señoriales
y fuentes de celebración
Aumentando las sonrisas de turistas en Gran Vía y tu corazón vibrando
por El Retiro en primavera, escondites secretos, pulmón de tu grandeza
exhalando al patinar y ver abuelos
con sus boinas, sin miedo a la amistad, de la mano
del colegio de la infancia, que te marca como el singular portal
de tu casa, oculta entre locales y las memorias que les ven
cambiar de dueños y nacionalidades
Tus mercados vociferan, por cada zona de esta ciudad
entre madroños, guiando en línea recta
tus paseos
entre piedras y balcones de cristal
que a paso ligero, de joven apresurado te llevan
a rojas plazas,
para cerrar tus ojos profundos
al lejano mundo que fundo tu corteza
con sus trotes de caballos y sus señores,
plantando su fuerza y cultura sobre nuestras calles, espiadas
en un laberinto que no es ni antiguo, ni moderno
Gozando tus noches de juerga, a la luna y
sol de tu terraza, el calor que huye
tu agosto y tu cielo
impregnado de azul- regalo de capital,
abriendo sus eternas puertas a tus preguntas
de infancia y sabiduría
Historia entre tus manos, ahora con guantes
ahora sudando,
que con sus genes mezclados
y sus ropas de colores a medida
aguardan despiertas la noche, la mañana
y la interminable energía
que argumenta y todo respira
con la intensidad de sentirse centro,
colgando sus grandes hojas de parques domingueros
en este aire que todo lo seca,
menos las ganas de vivir.
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