Entre un cascabel y dos gorros
se difumina una figura
sin sombra ni parecido,
una criatura de magia
y tintineos que apenas son sonido,
un disfraz de la infancia
y un relato de inclusión
para cualquier estación,
mas no es siempre invierno
cuando celebramos el nacer
el vivir y el mas allá
de la generosidad humana.
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