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domingo, 11 de septiembre de 2016

Entre Buda y Pest


El Danubio luce como elegantes faldas,
entre sus puentes de flecos,
llenos de jóvenes, como puntos bordados,
gozando de las vistas
que deparan sus vigas-

Ven ante ellos un paseo interminable,
calles curvas como caderas, y pasos infinitos sobre adoquines;
Una ciudad con ambiente de gran pueblo,
con sus regias fachadas y tranvías repentinos;
turquesa su leve oleaje,
acoge a cada barco, continuando el recorrido,
por sus lánguidas piernas y anchos brazos-
guía e interprete de nuestro antiguo continente.


Saluda marino y penetrante,
como el penúltimo color del arcoíris en esta población unida,
cambia su vestimenta para lucir de gala cada noche,
que cada turista y habitante vea entre el buen humor de sus pasajes,
la elegancia intocable
de su mas preciado traje.

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