Pasamos los días entre el viento
y mi cuerpo débil dejándose llevar,
cómo una vela que aún no sabe navegar.
Caminamos entre dunas abatidas
ellas también por el paso de la vida
moviendo su arena y dejándola caer
careando las mareas, dueñas de esta isla
y sus volcanes dormidos.
Flotamos nuestras manos entre corrientes áridas,
ahí va la fuerza de mi mente, bañándose en brisa marina
y enseñándome de nuevo a nadar.
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