Pasamos a ver las calles vacías
a sentirnos policías
de la ignorancia vecina
de ser nosotros los engañados,
por nuestras propias creencias;
pero la moralidad se tuerce
y aún así, las batallas escampan
y aparecen los símbolos de una semi-libertad advertida
y de repente el olvido
quejándose de todo
todo, lo que ya habíamos aprendido.
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