I
Crece todo, sin medida
gente allá donde miras
aún así, corazón lleno de agua
y no hay toalla, para secarlo
escurrido por tus propias manos
que no saben aguantar,
para apartar las paredes
que a todos juntan, pero nadie
se acerca;
cara desnuda, de un alma
desolada, presionada externamente
con un grito al vacío,
que el ruido disimula
entre movimientos sin pausa
y palabras
con nada que decir;
aprende a huir, desterrada
al interior, donde ni ella
entiende, su canto
sin voz
II
Energías sumidas que evaporan
las ganas de encontrar
un chillido audaz,
difícil de ignorar.
Pero es que parecen expertos,
en el arte de contemplar,
sin involucrar
y ella con su alma,
como espuma, navegando
sin comprender
que no necesita saber que hacer
más cuanto más la rodean más sola
se siente,
menos coraje para abrazar
el humo de su personalidad evaporada,
naufragio interno
de una vela desventada,
una madera vencida,
antes de tiempo.