viernes, 20 de mayo de 2016
Abuela- Amiga y Madre de Todos
No hay palabras que hagan justicia a tu sonrisa,
de dientes ligeramente torcidos hacia el sol.
No hay abrazos adecuados para demostrar tu cariño,
de corazón indomable, humilde y sincero.
No hay libros, ni autores, que compitan con tus historias,
tus innumerables cuentos relatados con elocuencia y humor, al borde de tu orilla,
en las esquinas de la cama de nuestra infancia ó entre tus acogedoras
comidas, meriendas y cenas.
No hay ley científica que explique tu fuerza,
batallando hasta el último atardecer por el final feliz de todos.
No hay canción que suene como las campanas de tu voz,
entonando por encima de la tristeza, o la misa, y alegrando la cena de cualquier niño.
No hay tamaño conocido para definir tu fé,
hacia un Dios que has llevado, trotando entre tu mar y tu monte, al alma de cada uno.
No hay rosas suficientes- sin espinas claramente- para lucir con sus colores,
toda la vida que has otorgado a esta familia
y a tu fiel compañero de ojos claros.
No hay nadie que sepa vivir sin ti,
por eso seguimos cada paso- al son de tu alegre risa de pilla y tu imborrable memoria-
andando juntos, con tus tobillos de cabra,
hacia el rayo verde.
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