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sábado, 14 de marzo de 2020

Desde Dentro



Me envuelvo en el deseo de tu unidad repartida
de tu paz alborotada
de tu historia incomprendida, repetida y apaciguada.
Hablo con la esperanza de oír tus discusiones en
terrazas perdidas por bares con nombres de sus abuelos,
de gente que piensa y opina
sin miedo a la espada de sus palabras,
cabezotas sin cabeza algunos.
Río por reconocer el eco de tus mares y pueblos repartidos
entre montañas y desiertos que solo nosotros reconocemos,
hasta en el sol de invierno y las largas siestas de agosto;
entre la ternura de nuestra amistad apasionada.
Me pierdo sin tu memoria, de ser una patria que no se quiere
pero a la vez se ama, con costumbre de contradicción
bailando al son tus mil culturas bajo una cortina de honor unidas.
Recordemos hoy lo que somos y lo que fuimos,
volveremos a nuestras tertulias al sol,
a nuestra primavera de conciertos y a nuestra normalidad desaprovechada.

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