Cambiamos el alboroto por el silencio,
los abrazos por las pantallas, de un lado del mundo al otro-
Pero tenemos los mismos regalos
el miso privilegio de un amor incansable
de una familia unida, de una soledad enseguida acompañada.
Un año de uvas soñolientas y caminos sin tomar
de incertidumbre revolcada en responsabilidad social,
De enfundarse en añorar, y escoger el bienestar
la libertad de agradecer:
vivir para contar y contar el sobrevivir.