Tú, que deslumbrabas a cualquiera con el genio de tus ojos,
relucientes como el mar que ella te presento
Tú, apoyaste entre esfuerzo y microscopios a una familia
que aprendió a luchar con tu cariño
Tú, construyendo lo inconstruible, arreglaste cada sonrisa rota
con cinta aislante y esperanza inagotable
Tú, que creciste en una Castilla de trabajo, luego llenaste nuestra Galicia de tu humor y humildad,
remando en la orilla, la arena de nuestros sueños
Tú, celebraste cada triunfo entre canciones y achuchones
que seguiremos tarareando y sintiendo en cada parsimonioso paseo
Tú, creaste un mundo para cada niño, hijo, nieto y amigo del vecino,
lleno de magia, disfraces y la inconfundible risa de la infancia
Tú, que enamoraste a tu Montsiña entre dichos y caricias,
fuiste el fiel patriarca de su voluntad y tu ímpetu
Tú, abuelo,
siempre serás las palabras de mis cuentos
y el azul de mis ojos.